Dicen que no hay peores secuelas que las que una guerra lleva
consigo, pero las de un abuso sexual pueden llegar a ser
equiparables a éstas, de acuerdo con el estudio “Trauma y recuperación”
elaborado por Judith Herman; profesora en el Harvard Medical School, en el que
comparaba las secuelas de víctimas de abusos sexuales con las de los soldados
de la guerra de Vietnam.
Por desgracia, los abusos sexuales infantiles son mucho más
frecuentes de lo que nos imaginamos y suceden en todo tipo de entornos y
situaciones sociales. Los niños son vulnerables e inocentes y no pueden
defenderse de esos abusos e incluso, en ocasiones, ni siquiera llegan a ser
conscientes de que están abusando de ellos. Porque, de hecho, el 90% de los casos de abuso sexual infantil se produce en un ambiente familiar por padres,
hermanos mayores, tíos, etc.
Esta realidad tiende a mantenerse en secreto, por diferentes motivos. Generalmente, la víctima lo oculta por
el hecho de obtener ciertas ventajas como regalos, por el temor de no ser
creída, por el miedo de destrozar a la familia o por las represalias que el
agresor pueda tomar. Además, a veces, personas del círculo de la víctima tienen
conocimiento de lo sucedido, pero deciden mirar a otro lado por el miedo de la
presión social, por entrometerse en vidas ajenas sin ser realmente conscientes
de que una palabra, un movimiento, lo cambia todo. Cambia la opinión que las
víctimas tendrán en un futuro de sí mismas, de su forma de relacionarse y de
tener relaciones de confianza y de vivir su sexualidad.
Hablamos con Sara
Berga, diplomada en Restauración y Conservación de Obras de arte, que busca
en el propio arte la manera de desprenderse de los recuerdos amargos fruto de
los abusos sufridos en su adolescencia.
Sara ha creado “HomeHard
Sweet Home”. Las
obras de este proyecto pretenden dar voz a supervivientes de abusos sexuales en
la infancia o en la adolescencia, de una manera respetuosa pero a la vez
impactante, ayudándoles a través de su experiencia.
El propósito de HHSH es denunciar la situación que sufren 1 de cada 5 niños en la UE. Se trata de visualizar esta
realidad y concienciar a la sociedad de que es un problema grave y real, el
cual se puede y se debe hablar y tratar sin tabúes.
Nos habla de algunas de sus obras, destacando “Me tienes que corresponder como mujer”. Desde los 12 años sufrió abusos por parte de su
padrastro. Buscando un padre, se encontró dentro de una relación incestuosa sin
quererlo e, incluso, sin ser consciente de ello en el inicio. Pasado el tiempo,
cuando se dio cuenta de lo que realmente estaba pasando y se enfrentó a la
situación, recibió esa respuesta por parte de su abusador. Por culpa y miedo de
dejar a su familia en la calle, ya que todos dependían de su padrastro, aguantó
unos años más en el infierno hasta dejarlo finalmente atrás.
Otra de sus obras destacadas nace de la confesión de una conocida:
“¿Te gusta lo que te hago bonita?" La cual tuvo que escuchar una niña en su
infancia cuando el mejor amigo de sus padres abusaba de ella, en los momentos
en los que estaban juntos.
"Ven a mi habitación, que jugaremos a un juego",
representa al monstruo de otra superviviente. Los padres de la que entonces era
una niña la dejaron un verano a cargo de un matrimonio amigo suyo. Este
matrimonio tenía también hijos, uno de ellos adolescente, el cual se hizo cargo
de "jugar" con ella, pero a juegos que no eran propios de su
edad.
Sara se convierte en claro un ejemplo a seguir para otras víctimas
de abusos. De su mano, queremos hacer un llamamiento a estas personas, a estos
supervivientes, que no se rindan. Que aunque es un largo camino, no es
imposible, ni mucho menos. Y, sobre todo, que no son culpables ni cómplices, sino víctimas. Por otra parte, a las personas que tengan el conocimiento de una
situación de abuso, decirles que hagan todo lo que esté en su mano para
frenarla. Y a los familiares y amigos, para que demuestren su apoyo
incondicional, más que nunca, especialmente con los efectos secundarios que
pueden ocasionar los abusos sexuales, como depresiones, trastornos alimentarios,
alteraciones en el sueño o daños en la autoestima, entre tantos otros.
El proyecto “Home Hard Sweet home” se compone de 17 obras tejidas en punto de cruz. 17 obras, una por
cada año que Sara mantuvo en silencio el infierno que vivió, pero además del
suyo hay muchos más casos. Confesiones de otros supervivientes a los que anima
a compartir su experiencia para denunciar socialmente los abusos sexuales,
culminando estas 17 obras de arte y lucha.
Así pues, denunciar la situación, es lo primero. Y es vital, así
como contar con algún tipo de ayuda, ya sea de alguien cercano u de otros
supervivientes a través de blogs como El Príncipe Lila o Foro
Activo, o de un profesional, tanto psicólogos como asociaciones como la Fundació
VickyBernadete de
Barcelona o El
Mundo de los Asi. Debemos desprendernos de la vergüenza de acudir a
otras personas en busca de apoyo. Porque aunque seamos fuertes, no somos súper
héroes. Somos humanos y, como tales, sentimos y sufrimos.
Mostrémonos tal como somos, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades,
y tratemos de superarnos, de sobreponernos a situaciones tan difíciles como
estas. Porque a golpes nos hacemos más fuertes y, a pesar de todo, debemos ver
el lado positivo de las cosas y aferrarnos a él. De acuerdo con Sara, debemos transformar lo
malo en algo bonito y convertirlo en nuestro mayor
tesoro: nuestras ganas de vivir y de ser mejores cada día.
En conclusión, todos y cada uno de nosotros debemos plantar cara a
esta situación y decir Stop Abusos. Porque las víctimas podríamos ser nosotros,
nuestros hermanos, nuestros amigos. No importa quién sea, ni dónde. Todos somos
iguales, todos tenemos los mismos derechos y todos, todos, merecemos ser
felices a lo largo de nuestra vida y conseguir nuestra paz interior.
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