Hoy
contamos la experiencia de Carolina con el Servicio Voluntario Europeo
(SVE). Si tenías dudas de si participar o no… ¡Aquí tienes tu respuesta!
“Mi
nombre es Carolina y mi aventura con SVE fue en Tallínn, (Estonia). Mi proyecto
tuvo una duración de 12 meses y mi experiencia allí fue positiva así que no
puedo decir nada malo sobre mi país de acogida porque desde el primer día me
sentí como en casa, de hecho, he vuelto enamorada de Estonia. He aprendido
mucho con esta experiencia, vivido buenos momentos y conocido mucha gente de
diferentes países y culturas.
Durante
mi estancia, trabajé en un centro juvenil (Pirita Vaba Aja Keskus) en el cual, cada día, vivía una aventura
distinta. Mi rutina diaria se centraba en ayudar a coordinar las actividades
semanales del centro pero también hice mis propias actividades, entre ellas,
clases de español, baile y cocina. Por otro lado, también realicé días culturales sobre España y Estonia,
excursiones, manualidades… Además, ayudé a mi tutora a hacer casos de mediación
familiar y a hacer seguimiento de niños con problemas familiares y económicos
en nuestro distrito. Lo más gratificante de trabajar con niños y adolescentes
es el cariño y la sonrisa con la cual te reciben cada día. Desde el primer día,
me sentí integrada en mi centro y mi tutora y las trabajadoras sociales lo
hicieron todo mucho más fácil cuando aún no hablaba nada de estonio.
En lo
referente a Estonia, como país, solo puedo decir cosas buenas. Muchas personas
creen que el este de Europa es un lugar atrasado y oscuro donde la gente tiene
un carácter serio. Os puedo decir que después de vivir allí durante un año lo
único que puede hacer que te vuelvas serio es vivir un invierno a -20 º. Los
estonios y rusos son personas alegres una vez las conoces y como decía mi
tutora: ”Si un estonio te invita a su
casa serás su amigo de por vida”. En
mi caso, me he llevado varios amigos y amigas de allí. Los paisajes en Tallínn
cambiaban conforme cambiaban las estaciones y es que hasta del invierno frío y
oscuro tengo buenos recuerdos. Al principio, dominar el idioma fue una tarea compleja
ya que en mi vida había estudiado estonio y mi poco nivel de ruso no ayudaba
mucho, pero gracias a las clases de idiomas que el programa imparte como parte
del voluntariado europeo he aprendido mucho. Por ejemplo, de no poder pedir un
café la primera semana, terminé hablando sobre política. ¡Cómo cambian las
cosas durante un año! Viajé mucho por los países fronterizos con Estonia entre
ellos Finlandia, Rusia, Letonia, Lituania. Desde luego no sé si algún día
volveré a vivir en Estonia pero una parte de este país siempre me acompañará porque
el SVE te cambia la vida en muchos sentidos.
Para
finalizar, me gustaría deciros que no tengáis ninguna duda en hacer un SVE ya
que es una buena experiencia, que te enseña mucho más de lo que en principio
piensas. No dudéis en escoger destinos poco llamativos como puede ser el este
de Europa, lugares que en un principio no se nos ocurriría ir, porque son
oportunidades únicas de conocer otras culturas y vivirlas en primera persona.
Desde mi experiencia, os animo a participar ya que además también puede
servirte para reflexionar acerca de tu futuro o para encontrar ideas para éste.”
El
Servicio Voluntario Europeo ofrece voluntariados por toda Europa. ¿Quieres
saber más? En una de nuestras anteriores entradas del blog explicamos todo lo
que necesitas saber sobre el SVE .
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