Hay
experiencias que te llenan el alma. Palabras que te hacen creer en el mundo y
te hacen meterte de lleno en su historia tanto como si la estuvieras viviendo
ahora mismo.
Hoy
hablamos con Antònia Rosa Cabanellas, mallorquina y profesora de secundaria. Nuestra
protagonista de hoy ha compartido muchas de sus vacaciones con gente que
necesitaba de ella, de su profesionalidad y de su buenhacer. Seguro que muchos
de vosotros os sentiréis identificados con sus palabras, tanto los voluntarios actuales
como los futuros.
“Hay
momentos en que la vida te piden un cambio de aires y de rumbo. A mí este
momento me llegó en el año 2009. Aquel año decidí dedicar mis vacaciones de
verano a trabajar como cooperante en Guatemala. Esta fue una de las decisiones
más acertadas que he tomado en mi vida.
Mi aventura comenzó cuando decidí ponerme en contacto con la ONGD Ensenyants
Solidaris de Mallorca que trabaja junto al STEI-i, el Sindicato de
Trabajadores de la Enseñanza, para pedir información sobre sus proyectos en
Guatemala, Perú y Marruecos. Yo soy profesora en un instituto de Secundaria y
sus proyectos para formación de maestros en Guatemala me animaron enseguida.
Preparar un viaje de casi dos meses lleva su tiempo, pero esta etapa en la que se mezclan la ilusión con los miedos es tan maravillosa como el viaje en sí. ¿Cómo será el lugar donde voy a ir? ¿En qué condiciones voy a vivir? ¿Es suficiente la ropa que he metido en la mochila? ¿Mi material para el taller de capacitación es suficiente y adecuado? ¿Sabré hacer bien mi trabajo?... Antes de partir me asaltaronn todo tipo de dudas, pero es totalmente normal. ¡Forma parte de la aventura!
Preparar un viaje de casi dos meses lleva su tiempo, pero esta etapa en la que se mezclan la ilusión con los miedos es tan maravillosa como el viaje en sí. ¿Cómo será el lugar donde voy a ir? ¿En qué condiciones voy a vivir? ¿Es suficiente la ropa que he metido en la mochila? ¿Mi material para el taller de capacitación es suficiente y adecuado? ¿Sabré hacer bien mi trabajo?... Antes de partir me asaltaronn todo tipo de dudas, pero es totalmente normal. ¡Forma parte de la aventura!
Aquel
año fuimos varios los profesores que decidimos dedicar nuestras vacaciones a
trabajar en Guatemala. Yo tuve la suerte de poder participar en dos proyectos.
Durante la primera quincena de julio impartí talleres de capacitación y
formación a maestros en el departamento de Retalhuléu, en la costa del
Pacífico. Uno de los objetidos de la ONGD
Ensenyants Solidaris es potenciar el nivel educativo de los docentes de los
países de sur, ya que la educación es el arma más eficaz contra la desigualdad
social.
La
segunda quincena de julio trabajé en el departamento de El Quiché con CONAVIGUA (Coordinadora de Viudas de
Guatemala) con las mujeres indígenas.
Los objetivos de este proyecto son distintos. Por una parte se pretende
aportar educación a las mujeres indígenas, uno de los colectivos más
desfavorecido. Además de asistir a los talleres de alfabetización, donde
aprenden a leer y a escribir, también participan en el proyecto de los huertos
familiares. Reciben herramientas y semillas para cultivar en casa verduras y
hortalizas y se mejora así la alimentación y la economía familiar a la vez que
se contribuye al empoderamiento de estas mujeres. Otro de los objetivos de
estos talleres es dar apoyo a las comunidades desarraigadas y acompañarlas en
la defensa de sus derechos. No debemos olvidar que la comunidad indígena fue
masacrada durante el conflicto armado entre 1960 y 1996.
Las dos
experiencias fueron maravillosas. Sé que puede parecer un tópico, pero yo iba a
Guatemala a enseñar y, al final, con los maestros y las mujeres indígenas
aprendí muchísimas más cosas. Fue muy gratificante intercambiar metodologías y
conocimientos con los maestros. Fue emocionante ver cómo mujeres que tal vez
nunca habían ido a la escuela aprendían a leer o escribían con letra temblorosa
sus nombres por primera vez. Nunca olvidaré sus caras de orgullo al hacerlo,
sus sonrisas. Guatemala es un país precioso. Nunca vi en otro lugar paisajes
tan exuberantes. Por algo se le llama el País de la eterna primavera. Pero lo
que me enamoró fue su buena gente.
Esta
fue mi primera experiencia como cooperante. Me gustó tanto, me sentí tan bien
conmigo misma que desde entonces he repetido la experiencia varias veces. La
gente piensa que los voluntarios somos gente muy generosa porque dedicamos
nuestro tiempo y nuestro esfuerzo a los demás sin recibir nada a cambio. Yo
creo que somos buenos comerciantes. Sabemos que en este trueque SIEMPRE salimos
ganando. Recibimos mucho a cambio y que es mucho más valioso que el dinero.
Recibimos algo que transforma para siempre nuestras vidas y que nos hace ver el
mundo, nuestro mundo, con otros ojos.”
Gracias Antonia por compartir tu experiencia con el resto y por compartir tus momentos con personas que necesitan a personas como tú. Sobre
todo, esperamos que con tu testimonio, animes a muchas personas que, ahora
mismo, tienen el pie casi al otro lado de esa linea que les impide hacerlo.
Y a todos aquellos que aún no os habéis decidido.... ¿No os da motivos la historia de Antonia?
Y a todos aquellos que aún no os habéis decidido.... ¿No os da motivos la historia de Antonia?
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